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30 Años del Tratado de Tlatelolco

30 Años del Tratado de Tlatelolco

En Agosto de 1945 el mundo conoció, de manera cruel y con actitud horrorizada, el poder destructivo que la energía nuclear tiene cuando es utilizada para fines bélicos. Las ciudades japonesas Hiroshima y Nagasaki resultaron arrasadas por causa de la explosión de la bomba atómica lanzada sobre cada una de ellas el día 6 y 9, respectivamente, de tan aciago mes.



En 1962, ocurrió una riesgosa situación en el continente americano cuando por razones ideológicas y de prestigio, los gobiernos de Washington y Moscú se enfrentaron al surgir el temor de que Cuba Podría haber tenido intensiones de instalar dispositivos nucleares en su territorio, apoyada por la entonces Unión Soviética.

Este hecho conocido como la Crisis de los Misiles de 1962, mostró al mundo el inminente peligro que corre América Latina y el Caribe de padecer un holocausto nuclear, y probó como la región, sin ser parte directa del conflicto entre las dos superpotencias, período de la guerra fría, de todas maneras, se hubiera visto involucrada en los eventualmente desastrosos resultados bélicos de ese conflicto.

Entonces, un grupo de diplomáticos latinoamericanos liderados por el ilustre Embajador mexicano Alfonso García Robles, comenzaron a redactar el Tratado para la Proscripción de las Armas Nucleares en América Latina y el Caribe, como un primer ejemplo al mundo de que cuando hay una firme voluntad política, los pueblos y los gobiernos pueden poner de lado sus propios intereses de la comunidad internacional en su conjunto.

Consecuente con su tradicional vocación pacifista, Venezuela ha mantenido una posición de compromiso y de respaldo a todas aquellas iniciativas, que a nivel multinacional ha adoptado de asegurar la paz y la seguridad internacionales.

En este contexto se inscribe el apoyo que Venezuela, desde un principio, brindó a las negociaciones que condujeron a la firma, el 14 de febrero de 1967, del Tratado para la Proscripción de las Armas Nucleares en América Latina y el Caribe, conocido como TRATADO DE TLATELOLCO, en homenaje al Gobierno Mexicano y por ser éste el nombre histórico del barrio donde está situada la Cancillería Mexicana, lugar donde se negoció y se aprobó.

Un venezolano, el Dr. Antonio Stempel París, actuó como Secretario General del Organismo encargado de implementar el Tratado de Tlatelolco (OPANAL) por dos períodos consecutivos de tres años: 1986 a 1993.

Este instrumento multilateral entró en vigor el 22 de abril de 1968 y Venezuela lo ratificó en el año 1970.

A la fecha, de un total de 33 países soberanos que componen América Latina y el Caribe, la totalidad ha suscrito el Tratado de Tlatelolco.

De estos 33 estados, 31 son miembros plenos del OPANAL, Cuba necesita ratificar el Tratado y San Kitts y Nevis necesitan presentar la dispensa correspondiente al Estado depositario conforme al artículo 28.

Los Protocolos adicionales I y II están totalmente en vigor desde 1992 y obligan legalmente a China, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y Rusia, en tanto potencias nucleares, y a los Países Bajos, Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña, en tanto responsables de jure o de facto de territorios incluidos en el área de adscripción, a cumplir y a velar por el cumplimiento del Tratado de Tlatelolco.

El Tratado establece la obligación de proscribir las armas nucleares del territorio de las partes contratantes y propone convertir la región latinoamericana en una zona libre de armas nucleares. Con el objeto de verificar el cumplimiento de las obligaciones establece un organismo de control. Se trata por su naturaleza y alcance, de una medida de desarme y aunque es una iniciativa regional independiente de otras gestiones similares que se realizan en el ámbito internacional, indudablemente que está vinculada al desarme general y completo y específicamente con los de no proliferación de armas nucleares.

El referido Tratado ratifica que la energía nuclear solo será utilizada con fines pacíficos y organiza un sistema de control de actividades nacionales de investigación y otros usos del energía nuclear con el objeto de garantizar el carácter inofensivo de las mismas.

El Tratado de Tlatelolco es de gran significación para la región por cuanto procura establecer una zona permanentemente libre de armas nucleares, constituye una importante contribución a favor del esfuerzo mundial por detener la carrera armamentista e, en especial, a la proliferación de las armas nucleares y un valioso elemento en pro del desarme general y completo.

En la conmemoración de los 30 Años de la apertura a la firma del Tratado de Tlatelolco, el Instituto Postal Telegráfico de Venezuela, IPOSTEL, agradece al pintor Alirio Rodríguez, tantas veces laureado. Nacional e internacionalmente, su generosa colaboración al posibilitarnos la reproducción de los cuadros que parcialmente conforman su colección Cuaderno de Hiroshima para la realización de la emisión de sellos postales que celebra el Aniversario del Tratado.

Nada más a propósito que la presencia de las pinturas del consagrado pintor, puesto que ellas, sin duda alguna, nos conducirán a la reflexión necesaria sobre el dolor no buscado de un pueblo flagelado y de una humanidad en trance desaparecer que emergiendo en su angustia hará brotar en cada uno de nosotros la esperanza firme y decidida que nos impulse a trabajar por la construcción de un mundo que nuestros hijos puedan disfrutar, orlado por el marco de la paz, la concordia y la solidariedad.

FICHA

Resolución: Resolución Nº 81 del 7 de Julio de 1997
Día de circulación: 31 de julio de 1997
Valor: Bs. 140.00
Cantidad: 50.000 de cada una
Sobre de Primer Día: 5.000
Tamaño: 35 x 40mm
Presentación: Hoja de 10 estampillas, tamaño 12 x 21 cms
Tipo de papel: Estucado, engomado tropicalizado
Perforación: 12
Sistema de impresión: Offset
Diseñadora: Elizabeth Ellis
Casa impresora: Gráficas Armitano, C.A.
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